Para cuidar necesitamos cuidarnos, sobretodo si queremos cuidar de una forma respetuosa.
¿Qué es el auto-cuidado para ti?
Es algo personal, para algunos es ir al campo, hacer deporte, salir con la pareja o con los amigos, estar en silencio.
Cuando empezamos a estar desconectados, estamos con el piloto automático, gritamos a nuestros hijos, a nuestra pareja, notamos una sensación de estrés. Por favor, ¡para!
Si no ha podido ser antes, ese es el momento en el que tu cuerpo te quiere ayudar a conectar contigo. Es la señal de alarma que te dice que algo está pasando.
¿Qué hacer entonces?
Ya has hecho un gran paso: ser consciente de que está pasando algo 🙂 Y ahora mejor no ir por el camino de la culpa, a todos nos pasa lo mismo, no te preocupes. La compasión es buena compañera en estos momentos. Perdonamos nuestros errores porque son los que nos ayudan a aprender y mejorar como personas en el camino de la vida.
El siguiente paso es volver a conectar con nosotros, con lo que sentimos, con nuestras emociones. Solemos estar acostumbrados a contestar un “bien” o “mal” cuando nos preguntan “Cómo estamos”, pero en este caso no es el plan. Tener un vocabulario repleto para expresar nuestras emociones nos puede venir de gran ayuda en estos momentos. ¿Lo qué hay que hacer? Practicar, practicar, practicar. Las primeras veces no será fácil y no podremos ir más allá de un mal, fatal. No pasa nada, si somos constantes en el trabajo de auto-conocimiento, al final del túnel encontraremos nuestra recompensa 🙂
Cada emoción es una mensajera muy valiosa de nuestras necesidades. Por eso agradecemos que haya venido y validemos su presencia y si tenemos valentía quedamos un poco en ella, aunque muchas veces pueda parecer incomoda. Porque nos ayudará a descubrir mucho más de nosotr@s mismos.
Y ahora que sabes lo que te pasa, puedes entender mejor tus necesidades y pasar a la acción.
Lo que pasa a veces cuando tienes hijos pequeños es que es necesario cambiar tus hábitos y a la hora de cuidarte crees que no lo puedes hacer, y eso crea frustración.
Te pongo un ejemplo. Antes de tener hijos, con mi pareja solíamos ir a cenar y nos gustaba pasar un rato juntos de esta forma. Era nuestra forma de cuidar de la pareja. Con la llegada de nuestra hija estos momentos han disminuido o dicho mejor han desaparecido jeje Estábamos acostumbrados a cuidarnos así, pero se pueden revisar opciones para cuidar de la misma necesidad: la conexión en pareja. Por ejemplo pidiendo comida a domicilio después que los niños se acuesten o encontrando otras opciones de conexión, aunque los niños estén presentes.
Otro ejemplo puede ser con el deporte. Puede pasar que la necesidad de hacer deporte, puede depender de la necesidad de descargar emociones “acumuladas” que no sabemos como descargar. Puede ser una solución, pero si no podemos hacer deporte por el motivo que sea nos encontraremos muy frustrados y desconectados de nosotr@s mismos. La solución podría ser otra. El principio en este caso es evitar tapar las emociones incomodas y nombrarlas para que nos ayuden a descubrir más en profundidad lo que nos está pasando. Nuestras emociones siempre dicen algo de nosotr@s, escuchamoslas.
Así hacer deporte puede ser algo que busquemos por placer y no con impaciencia.
Si quieres profundizar estos temas y te gustaría empezar un camino de auto-conocimiento y auto-cuidado contacta conmigo.